La última vez que hable de James Bond fue con Skyfall, por aquel entonces todo apuntaba a un fin de ciclo. Sin embargo, no podía estar más equivocado, el señor Daniel Craig ha sacado del armario el traje del agente 007 para lucirlo en una cinta que bien se podría describir como DECEPCIONANTE. Tenía todos los ingredientes para ser una película memorable y sin embargo todo se queda a medias. Empezando por el coloso Dave Bautista, su entrada es gloriosa y cada aparición deja claro que el personaje es una apisonadora. A pesar de su potencial, tiene un final lamentable.
El gran villano de la película es Christoph Waltz, fantástico como siempre, pero, de nuevo, otro que acaba desaprovechado. Aparece a la par con Bautista, es terrorífico. Su historia es interesante, pero a medio gas.
No todo es malo, la película es entretenida, tiene momentos de bajada en los que se hace un poco más complicado prestar toda la atención que se merece, pero en términos generales cumple con su misión. Vemos a uno de los Bond más divertidos de la etapa Daniel Craig. Este último Bond es uno de mis favoritos, por eso me duele que haga una película en modo automático.
La chica Bond es Léa Seydoux aporta belleza, como suelen hacer las chicas Bond, de la etapa Craig me quedo con Eva Green y su Vesper.
La acción está bien llevada por Sam Mendes, que repite desde Skyfall. Los efectos se ponen al servicio de la acción. Como he dicho más arriba la cinta tiene altibajos, cuando llegan los momentos frenéticos nos subimos en una montaña rusa.
Sobre el apartado musical, debo decir que la canción principal, interpretada por Sam Smith, me ha dejado indiferente. Cuando preparé el especial sobre las canciones de Bond disfruté mucho con ellas, en esta ocasión me ha parecido que no está a la altura.
Claro que esto es sólo mi opinión.
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