Película entretenida y sin pretensión de nada más, cine palomitero cuya única misión es entretener al público que se deje conquistar por esta historia basada en la novela homónima de Ernest Klein. Nos presenta un futuro en el que los videojuegos han evolucionado hasta tal punto que se han convertido en un medio de vida o más bien en una forma de vida. Oasis representa un universo dentro de este mundo, un lugar al que acceder y hacer realidad todos tus sueños.
La novela está plagada de referencias y, como no podía ser de otra manera, la película también lo está, llegando a ser toda una explosión deliciosa de cine ochentero. Cabe decir que estas referencias son un valor añadido, se puede disfrutar sin todo este background pero si los conoces la experiencia es infinitamente mejor.
Spielberg vuelve a hacer lo que mejor sabe: deleitar al público con un blockbuster en el que el 40% de lo que ocurre es en acción real y el otro 60 transcurre dentro de Oasis, un mundo que ha sabido recrear con inteligencia, haciendo que parezca lo que es, un videojuego, por lo tanto, es normal que ‘se note’ que está hecho de manera digital.
Quién se ponga delante de Ready Player One disfrutará de 140 minutos de auténtico placer visual.
Claro que esto es sólo mi opinión.
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