No hay palabras que describan esta película, por lo menos no las hay para un fan del gran Stallone. Para muchos críticos es una de tantas, una forma de sacar dinero, una manera de entretenerse, de agrandar su ego,… pero para los fans es distinto y no sólo para los seguidores del que siempre será Rocky, también lo es para los que les gustan las películas de acción clásicas, sin poderes, sin discursos profundos.
En esta nueva entrega Barney Ross y sus mercenarios se enfrentan a una amenaza mayor, Jean-Claude Van Damme ni más ni menos. El belga interpreta a Vilain que quiere 5 toneladas de uranio que se encuentran en unas minas abandonadas de la antigua Unión Soviética. Nuestros mercenarios deberán evitar que se apodere de ellas, pero no estarán solos, contarán con la ayuda de un trío de ases, el señor Iglesia (Bruce Willis), Trech (Arnold Schwarzenegger) y Booker (Chuck Norris) que junto con Sylvester hacen un poker de ases invatible.
Esta secuela supera con creces a la primera en cuanto a la acción se refiere. Su escena inicial pasará a los anales de la historia como una de las más espectaculares del cine, hay rumores que dicen que se pensó en empezar la película con todos los mercenarios trajeados en una fiesta, menos mal que cambiaron de idea y se decantaron por este inicio al más puro estilo mercenarios.
Otro de los aspectos en los que la supera es en el elenco actoral, Schwarzenegger y Willis no sólo se limitan a un cameo como paso en la anterior. Otra de las buenas noticias es que cuentan con Van Damme, que hace bastante bien de villano, y con Chuck Norris que aparece bastante y cada vez que lo hace es memorable.
Además se ríen de si mismos con chistes y frases típicas de sus películas, Schwarzenegger se pasa la película diciendo su famosa frase ‘volveré’ hasta que Bruce Willis le frena y entonces el austriaco dice ‘yipikaye’ que popularizó John McClane en La Jungla de Cristal. Este tipo de cosas demuestran que se trata de un homenaje a esas películas que les hicieron famosos, que les encumbraron y con las que mucha gente del público se divirtió en su infancia, adolescencia o madurez.
Una de las cosas que no se está elogiando de Stallone es que está devolviendo a la gran pantalla a estrellas del pasado, desde que salió en Los Mercenarios Schwarzenegger ha vuelto a hacer cine, más que volver lo que ha pasado es que le han vuelto a llamar para que lo haga. ¿Dónde estaba Dolph Lundgren? ¿y dónde está ahora?. Mucha gente se llena la boca hablando de directores que resucitan a actores pero nos olvidamos de otros. Si el actor Mickey Rourke ahora tiene un Oscar es porque Stallone le llamó para hacer Get Carter, gracias a eso salió del pozo en el que estaba metido y esto es algo que siempre agradecerá, dicho por él, a Stallone.
Al igual que en la primera entrega las coreografías de las escenas de lucha son espectaculares. Una de las mejores escenas de la película precisamente es de lucha y es la que llevan a cabo Stallone y Van Damme que será tan mítica como la que compartieron Bruce Lee y Chuck Norris.
Los efectos especiales están bastante bien, han abusado del ordenador y puede que eso haga que no envejezca bien, pero las peleas son lo que son y eso sólo se puede conseguir peleando de verdad .
La película no tiene pretensiones, ofrece justo lo que el título da a entender, no hay discursos profundos, ni un argumento con el que te comas la cabeza, es el clásico cine palomitero, ese en el que se va a disfrutar, a pasártelo bien, a reírte, a asombrarte con las explosiones y las pelea. Es ese tipo de películas que te ayudan a desconectar. Para todos aquellos nostálgicos del cine de acción de los ’80 y los que quieran pasar un buen rato esta es su película.
Claro que esto es sólo mi opinión.
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