Película de intriga y suspense que te mantiene con la espalda pegada a la butaca por toda la tensión que vives junto a los personajes. El espectador se pone delante de una situación en la que no sabe por dónde van a ir los tiros.
El director, Dan Trachtenberg, se pone ante su primer largometraje y lo hace con mucho talento, dirige de tal manera que va perdiendo poco a poco al espectador, desorientándole a cada escena más y más, dando un giro argumental tras otro. Evidentemente no podemos olvidar la labor de los guionistas Damien Chazelle, Josh Campbell y Matthew Stuecken, encargados de dar a Trachtenberg una gran historia que contar en la que un bunker se convierte en todo un universo de misterio y mentiras. Este cuarteto te va llevando por dónde ellos quieren, dosificando la información y creando una atmósfera claustrofóbica dentro del bunker.
Capitaneando el reparto tenemos a un enorme, y no sólo me refiero por su peso, John Goodman. Su capacidad para desencajar su rostro en determinados momentos, su paso de la luz a la oscuridad según le pide la historia nos deja claro que a este actor hay que tenerle mucho respeto. Interpreta al típico americano atemorizado por un ataque (de cualquier tipo), un ferviente creyente en la conspiración contra los Estados Unidos, llevado al extremo podría ser un Noe de la era moderna.
Dándole la réplica está Mary Elizabeth Winstead, que mantiene el tipo ante el titánico Goodman. Hacía tiempo que no la veía y me ha gustado volver a reencontrarme con ella.
La película se desarrolla combinando ‘vida cotidiana’ (toda la que se puede tener en una situación así) y momentos de tensión. Llegando a un final un tanto pasado de vueltas pero necesario.
En definitiva si te gusta el cine de suspense y las tramas endiabladamente enrevesadas, esta es tu película.
Claro que esto es sólo mi opinión.
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