En el futuro existirá un parque temático donde se podrá vivir la Edad Media, la Antigua Roma o el lejano Oeste, un lugar en el que los visitantes interactuarán con robots realizados al detalle que los harán parecer personas de verdad, un destino en el que los clientes, de una clase social alta, podrán vivir sus fantasías.
Michael Crichton, se pone a los mandos de esta película, que se estrenaba en 1973 y nos planteaba un parque de atracciones ultra realista donde hacer realidad tus sueños, algo muy parecido a lo que haría en 1990 con su novela ‘Jurassic Park’. En este caso no son criaturas creadas genéticamente sino robots controlados por ordenadores.
Pero, como ya pasaba con los dinosaurios, si algo puede salir mal, saldrá mal y por ello los clientes de este parque vivirán una pesadilla al ver como los habitantes de sus mundos de ensueño no responden a las órdenes centrales y quieren acabar con ellos.
La película trata sobre la tecnología y las consecuencias de un uso descontrolado de la misma, que llega a convertirla en todo un cazador incansable, como se ve al final de la cinta cuando el personaje de Yul Brynner persigue a Richard Benjamin, es una persecución bien rodada para la época, ahora ya no hace que nos agobiemos como sí que pudo pasar en el pasado, pero no es una mala escena. Además, Yul Brynner recupera su papel de ‘Los Siete Magníficos’, hace de vaquero con un vestuario muy parecido al que lucía en la película de John Sturges en 1960, y tampoco es que le hiciese falta ser muy buen actor ya que interpreta a un robot.
En cuanto a los efectos, no están mal para la época, las escenas en el taller de las máquinas están francamente bien recreadas, sin embargo la sangre se nota que es falsa, esa sería la única pega que le pondría a los efectos en una película de 1973, lo cual ya es mucho.
Aprovechando de que aquí a nada podremos disfrutar de la serie ‘Westworld’, no debéis dejar pasar la oportunidad de ver el producto original.
Claro que esto es sólo mi opinión.
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