Una película difícil de asimilar, muestra lo fácil que es hoy en día quitar del medio a alguien, tanto que sólo hace falta apretar un botón, de hecho quien lo aprieta puede llegar a estar a kilómetros de distancia.
Nos lleva a ver los puntos de vista de los diferentes protagonistas: quien considera que hay que apretar el botón, quien debe autorizarlo y el que debe apretarlo.
Nos metemos de lleno en esa burocracia que consiste en lavarse las manos a la hora de tomar una decisión. También nos muestra la preocupación de los políticos por los medios, casi están más preocupados por la repercusión a nivel mediático que por la real y las vidas que están en juego.
Al conocer los diferentes puntos y a los protagonistas tienes la triste sensación de que los que parecen corderos acaban siendo lobos, al igual que estos fueron corderos en el pasado.
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